dilluns, 2 de desembre del 2013

Sobre la ética en el Fundraising

La sesión sobre ética en el Fundraising que nos dio magníficamente Irene Borrás nos sirvió para reflexionar y cuestionar sobre las prácticas del Fundraising.
De entrada, nos animó a recurrir a las emociones como manera de transmitir los mensajes. "Si las empresas que venden productos están vendiendo con las emociones, las entidades sociales deberíamos liderar el discurso de las emociones", aseguró Borràs. Así puso el recurrente ejemplo del anuncio del BMW donde no se explica los caballos que tiene el coche sino las emociones que se viven conduciendo. Así, en el Tercer Sector nos obsesionamos por explicar con minuciosidad y lenguaje técnico todos los proyectos y programas, hasta al final no acabar comunicando nada.
Los que trabajamos rodeados de educadores nos reconocimos en la frase de Irene Borràs que aseguraba que "a menudo los radicales antiemociones y anticausas los tenemos dentro". En un sector que trabaja con colectivos vulnerables ciertamente hay que realizar un enorme trabajo pedagógico para lograr convencer a los equipos que como concluyó la profesora "Hablar de pasión y de valores no quiere decir que nos pervirtamos" y "Simplificar el mensaje no significa simplificar la realidad".
Y después de esa parte de autoconfirmación y consuelo, entramos en una parte que generó bastante debate y polémica en clase alrededor de las recomendaciones que establecen algunos códigos éticos que orientan la profesión del fundraiser:  
Código de conducta para el desarrollo  del Fundraising en España, de la Asociación Española de Fundraising.
"No es ético pagar al fundraiser una comisión por conseguir donativos". Esta idea supuso un debate muy interesante en clase sobre por qué a los comerciales se les puede pagar comisión y a los captadores de fondos no. O porque no se puede estimular su trabajo con un sobresueldo por el objetivo conseguido. Mi opinión es que en las entidades sociales no se debería pagar comisión porque un profesional haga bien su trabajo. No me parecería justo que se le diera comisión por donativo a la persona que haciendo bien su trabajo logra un donativo y a la que logra un reportatge en TV3 para la institución no. Se supone uno tiene que hacer bien su trabajo, y no sólo hacerlo bien por la comisión. Siempre y cuando, claro, su sueldo sea digno y aceptable. Y como recordó Irene, el problema es que a veces en nuestro sector nos llenamos la boca de ética y no pagamos sueldos dignos o compramos productos de dudosa procedencia porque son más baratos.
El segundo gran debate giró en torno al Código de conducta sobre imágenes y mensajes a propósito del Tercer Mundo y a ideas como que hay que "evitar las imágenes catastróficas o idílicas que incitan más a la caridad" y "las imágenes que muestran de forma miserable o patética una situación". Irene Borrás nos hizo notar que ya hace mucho tiempo que las campañas de las ONG en el Tercer Mundo no muestran imágenes de niños famélicos en África. Y que la tendencia es a mostrar niños sonriendo, con caritas saludables y positivas. Algunas personas de la clase pensaban que mostrar ese tipo de imágenes no "es mostrar la realidad". Incluso una compañera que se dedica a hacer talleres de sensibilización con jóvenes nos aportó una importante reflexión. Nos dijo que los jóvenes le dicen que "eso ya no pasa en África". Porque ya no lo ven en la tele ni en las campañas de las ONG. Como ya no vemos esa miseria porque no la enseñamos, alguna personas piensan que no existe. Tremendo.
Otras recomendaciones de los códigos éticos que me quedaron muy presentes es que las imágenes no sean partenalistas: "Debe ponerse de relieve la capacidad de las personas para hacerse cargo de sí mismas". Y así evitar imágenes de adultos o cooperantes dando de comer a un niño o una persona con discapacidad. No, se trata de mostrar a ese niño o adulto haciendo algo. Y si es el caso, acompañado de un voluntario. Ir de la mano juntos.
Finalmente, el principio ético de la lealtad fue muy debatido. Hablar bien de nosotros, nunca mal de lo que hacen los demás. "Construir construyendome yo a mi, pero no desacreditar al otro". añadió Irene Borràs. Aunque esto me genera una duda. ¿Pero qué pasa si yo sé que otra ONG no está utilizando buenas prácticas? ¿Tengo que callarme y ser cómplice para no romper la lealtad del sector?
En la web de la Asociación Española de Fundraising se pueden encontrar otros códigos éticos sobre el face-to-face o sobre el fundraising telefónico.

1 comentari:

  1. me encanta que hayas retomado este blog y el tema es fascinante!

    En temas ambientales era la eterna discusión, yo creo que mostrar el desastre es desesperanzador y el colaborador potencial no verá soluciones o salidas si le mostramos el apocalipsis! pero claro, hay que explicar mucho y siempre para señalar lo que significará el cambio y sus impactos en las personas. El positivismo siempre es más trabajoso.

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